En verano, el Abra es de los humanos: los cruceros y sus pasajeros despistados, las motos de agua, las playas bullendo de bañistas...
Llega el otoño y las pequeñas parias -invisibles para muchos- regresan.
Hoy los charranes, el martín pescador, el zampullín, los cormoranes, vuelvepiedras, andarríos.... un paseo por el Abra vuelve a ser interesante. El frescor o el frío de los días nublados, la llovizna.... Siempre disfrutando de las observaciones seguras; siempre esperando alguna especial.
Vuelve el tiempo de observar las rocas... las aguas... y de visibilizar a nuestras pequeñas visitantes.
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