En este extraño otoño de paseos en mangas de camisa y terracita a la noche, la vida en el Abra sigue su curso. En espera del frío y los temporales, tal vez también las aves disfruten de este tiempo benigno (...y maldito a un tiempo).
Pocos cormoranes se ven, cada vez menos... Tal vez las matanzas que se han hecho en sus dormideros hayan sido tan efectivas para los intereses que las han propiciado.... como vergonzosas.
Ayer sólo un cormorán en todo el recorrido; resultó ser un moñudo que debió entrar en el Abra a probar suerte; poca tuvo en lo que yo le estuve observando hasta que levantó el vuelo. De tamaño algo más pequeño y estilizado, de zambullidas más rápidas y ágiles... Un profesional de la pesca en las aguas más batidas del litoral.
Los charranes, reidoras, patiamarillas... que he visto estos días, en continuo acoso a los escasos cormoranes que parecen estar más a sus molestias que centrados en su pesca.
Vuelvepiedras y Andarríos chicos....Andarríos chico |
Finalmente, ya de vuelta hacia el Puente Colgante, un pequeño zampullín (un chico o común); acostumbrado a mantenerse oculto entre vegetación, supongo que incómodo esquivando mi afán de testimoniarlo con continuas zampullidas.
Siempre interesante este Abra que continúa albergando una vida silvestre que sólo hace falta mirar para ver y conocer para valorar y amar.
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