Ha sido un auténtico espectáculo. En el paseo de Las Arenas, sobre las rocas, volando hacia la mar... dos martines pescadores en vuelos rasantes. Posándose, alejándose, regresando, persiguiéndose...
No estaban alimentándose ni discutiéndose el territorio, era algo entre ellos.
Mucho menos esquivos que de costumbre me han permitido, cámara en mano, a pulso, sin trípode ni digiscoping, sacarles algunas fotos. He contemplado un largo rato la precisión de sus diblajes entre las rocas y vuelos rasantes sobre el agua.
Pequeños y preciosos diablillos.
Por otra parte, el martes a la mañana en el puerto de Santurtzi un joven Cormorán moñudo anillado en Barrika en mayo de este mismo año.
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