Apenas recogidos los adornos navideños nos llega la borrasca, la lluvia, el frío... por fin nuestro invierno. Los paseos de tantos días fríos y luminosos nos han ido descubriendo los discretos vecinos del Abra.
En su calendario, los cormoranes otean ya otros menesteres: el plumaje nupcial de su cuello anuncia una nueva temporada de cría... de nuevo la migración. De momento siguen pescando en estas aguas, rondados por gaviotas y charranes esperando aprovecharse de su habilidad.
El Martín pescador pasa casi siempre desapercibido... Otras veces sus preciosos colores, su rápido vuelo a ras de agua acompañado de su penetrante chillido... le delatan.
Los zampullines, haciendo honor a su nombre, maniobran nerviosos y se zambullen en un vistoynovisto.
Una preciosa negrona glotona de carramarros caza sin descanso hasta sentirse satisfecha y alejarse de la orilla y relajarse de mi, sin duda, irritante compañía.
Lo mismo el colimbo, también a carramarros, patrulla las rocas sin perder de vista a los paseantes...
Y charranes... andarríos....vuelvepiedras... garcetas....
que nos hacen disfrutar de momentos mágicos de vida silvestre tan cerca de casa.
